Iniciación de la terapia
La desregulación del cerebro es el pilar de los trastornos emocionales, cognitivos y conductuales. La mente emana de la actividad del cerebro, por eso regular al cerebro ayuda a calmar la mente.
Nuestra historia de vida es la que proporciona un sentido y una sensación de continuidad y de coherencia contribuyendo a la propia identidad y a la autorregulación.
Pero cuando las historias exacerban el dolor emocional en lugar de clarificarlo, y cuando este dolor conduce a la desregulación, no son eficaces. Cuando este pasa es muy probable que nos identifiquemos con la historia. Podríamos convertirnos en nuestra narrativa de la desregulación, en el resultado de nuestro apego a la autobiografía.
Tanto el neurofeedback como el mindfulness no están interesados en la historia que nos cuenta nuestra mente. Centran su atención en la cualidad de la mente y en poner fin al sufrimiento.
La práctica del neurofeedback al promover una mejor funcionalidad del cerebro y su autorregulación ayudan al desarrollo de una consciencia con cierta cualidad de “mindfulness”, atención plena, que nos permite calmar la reactividad de la mente y poder acceder así más fácil a los procesos de trabajo interno que constituyen la terapia en sí misma. Está técnica de entrenamiento cerebral será muy beneficiosa para aquellas personas que parten de una desregulación crónica.
De la misma forma, la práctica compartida de ejercicios de “atención plena”, mindfulness, facilitarán experiencias en el momento presente en el que la persona pasa de estar atrapado en la historia y molesto con sus propias reacciones a sentir curiosidad hacia ellas.
En lugar de revivir nuestra historia una y otra vez, aprendemos a distanciarnos, observarla e informar sobre ella y desde aquí la posibilidad de cultivar la amabilidad, la escucha y la compasión hacia nuestra propia experiencia emocional, en lugar de sentirnos asustados o en conflicto con ella.
Neurofeedback
Hammond (2007), define el neurofeedback como una técnica que entrena habilidades de autorregulación mediante tecnología computarizada. El hardware y el software tienen canales de audio y vídeo para corregir y modificar los patrones de ondas cerebrales irregulares y el flujo sanguíneo ligado con la salud mental o los problemas cognitivos.
Vamos a comprobar la eficacia de esta técnica en el tratamiento de trastornos por abuso de sustancias, para ello se analizaron 9 estudios que han aplicado el neurofeedback en el tratamiento de personas adictas, y los resultados apuntan a una considerable utilidad del neurofeedback, no sólo frente al propio proceso adictivo, sino a alteraciones psicopatológicas habitualmente asociadas, como la ansiedad y la depresión, así como en la prevención de recaídas.
Biofeedback
La técnica biofeedback es un método que, mediante el uso de un sistema de retroalimentación que informa al paciente del estado de ciertos parámetros físicos, pretende que aprenda a ejercer un control sobre dichos parámetros, lo que se traducirá en una mejora de un síntoma o una conducta del individuo.
Pero actualmente se ha empezado a usar una clase más sofisticada: el neurofeedback, una forma de entrenamiento en biofeedback que utiliza el registro de la actividad cerebral, mediante alguna técnica de neuroimagen, como la electroencefalografía, aunque también hay algunos profesionales que utilizan la resonancia magnética funcional, como señal para lograr a través del proceso de feedback el control de la propia actividad cerebral.
El neurofeedback puede llegar a ser tanto un tratamiento en casos clínicos, como un entrenamiento de habilidades mentales, como por medio de las llamadas autorregulaciones aprendidas, mediante las cuales el paciente asimila la ejecución del entrenamiento cerebral, de una forma distinta, pues esa conducta particular fue aprendida por él a través del entrenamiento con Neurofeedback del área cerebral estimulada, Fajardo & Guzmán (2016).
Neurofeedback está dirigido a la prevención, optimización o rehabilitación de estados alterados de activación cortical.
Por otra parte, según la psicología conductista, el neurofeedback sigue los principios del aprendizaje operante. Deben emparejarse estímulos aversivos o neutros con la conducta no deseada para que ésta se reduzca o, al menos no aumente, y deben condicionarse, o emparejarse, estímulos positivos para el paciente con la conducta deseada para que ésta aumente.
Estas formas de explicar el funcionamiento del neurofeedback no son excluyentes, simplemente son dos formas de explicar el mismo fenómeno, el primero centrándose en los cambios cognitivos y psicofisiológicos y el segundo en la conducta. Para poder realizar esta técnica, se precisa de un conocimiento pleno de cómo funcionan las ondas cerebrales.
Las áreas corticales del cerebro producen ritmos diferentes que se transmiten en forma de ondas, que son observadas como señales desde un registro electrónico o EEG (electroencefalograma). Las ondas cerebrales están ligadas a distintas características fisiológicas y psicológicas, y ocurren en diferentes frecuencias y amplitudes, algunas pueden ser muy lentas y otras muy rápidas.
El Neurofeedback usa el EEG junto con un programa informático que convierte las ondas del cerebro en información visual o auditiva.
Una baja actividad predomina cuando nos relajamos o dormimos y, en contraposición, alta actividad cerebral equivale a mayor concentración o estados de actividad mental de alerta.
Hay diferentes maneras de utilizar la información de las ondas cerebrales, según la programación de las frecuencias cuyas amplitudes se pretenden potenciar o inhibir, así como de los tiempos y el tipo de feedback auditivo y visual que recibirá el paciente. Estas distintas formas de usar la técnica se denominan protocolos.
¿Cómo podemos gestionar las emociones y la respuesta del cerebro ante ellas?
Afirmar que las emociones dependen de la interpretación propia de los estados físicos, significa que somos conscientes de ellas. Algunas personas pensarán que, conseguiríamos modificar dichas interpretaciones sin que suframos alteraciones emocionales ni trastornos del estado de ánimo.
¿Cómo regulamos las emociones?
Debemos destacar que las emociones no nos fuerzan a responder de forma particular, sino que solamente hacen que haya una respuesta más probable. Ante sensaciones físicas fuertes y desagradables, como una crisis de ansiedad, somos más propensos a la represión. Esta reacción o estrategia es una de las más comunes, junto con la revaluación cognitiva.
Con la represión, baja el nivel expresivo de la emoción. Pero la experiencia consciente es intensa igualmente. De hecho, incluso la respuesta fisiológica eleva la intensidad, por el esfuerzo de inhibir de la respuesta expresiva.
Diversos estudios científicos prueban que las personas que utilizan esta técnica de represión de las emociones suelen tener más emociones negativas y menos positivas. Y, además, reprimir las emociones está relacionado con una afectación en el rendimiento cognitivo, sobre todo en la memoria.
Pero reevaluación cognitiva se fundamenta en una reconstrucción de la situación, para reducir el impacto emocional.
El estrés impide un correcto control emocional
Estamos acostumbrados a vivir en situaciones de competencia, generando estrés. Es una respuesta totalmente automática del sistema nervioso que nos permite “sobrevivir” en entornos difíciles. Cuando sufrimos un episodio de estrés el córtex activa los centros emocionales del cerebro, que empiezan a enviar mensajes de alerta al organismo. De esta forma, el sistema nervioso simpático y la glándula suprarrenal se activan y liberan cortisona y adrenalina. Asimismo, la parte del cerebro responsable de la regulación emocional, corteza prefrontal, pierde el control sobre los centros emocionales.
La corteza prefrontal dirige todas las funciones:
-Conto lar arriba-debajo de los impulsos e instintos
-Atención y focus
-Expresión de la personalidad
-Inhibición de conductas
-Toma de decisiones
-Recuperación de memorias o recuerdos
Existen factores epigenéticos que hacen que muchas personas tengan el sistema nervioso simpático con un umbral de excitación más bajo o más alto, por lo que son más propensos a sufrir estrés y, por consiguiente, más susceptibles de regular inadecuadamente las emociones.
¿Cómo controlar el estrés?
Para las personas que sufren más el estrés es importante controlarlo con actividades: dar un paseo, controlar la alimentación, realizar meditación, yoga o algún deporte.
Pero, en algunos casos, llevar a cabo estos hábitos no significa bajar los niveles de frustración y ansiedad, sobre todo bajo condiciones de estrés, donde controlar de forma deliberada nuestra respuesta emocional puede ser difícil. De ahí de la importancia de estar alerta, para poder detectar qué estrategia elige nuestro cerebro.
Cambiar los patrones subconscientes es posible gracias a la ayuda de los especialistas en Psicología y técnicas como el Neurofeedback o el Mindfulness
Objetivo del ensayo
Tiene como propósito aportar en la investigación de la prevención, sintomatología y tratamiento de las adicciones. Explorará la eficiencia del Neurofeedback en el tratamiento específico de trastornos por consumo de sustancias. Se trata de determinar si el Neurofeedback es una terapia adecuada para el tratamiento de las adicciones ya que su uso permitiría abrir el campo para estudiar a profundidad la prevalencia de este problema en nuestra sociedad.
Se realizó una revisión sistemática de documentos de entidades científicas dedicadas a la neurociencia, así como de revisiones sistemáticas y estudios científicos.
Análisis
Cabe destacar las investigaciones realizadas por Peniston y Kulkosky en los años noventa. Se aportaron datos sobre el uso del neurofeedback en el tratamiento de personas alcohólicas. Crearon un protocolo de aplicación de la técnica (Protocolo Peniston), fundamentado en el protocolo alfa-theta, que inspiró investigaciones más actuales. En un estudio realizado en la Universidad del Norte de Texas, Bodenhamer-Davis y Callaway (2004) replicaron clínicamente el protocolo de neurofeedback de Peniston que se acaba de mencionar, para el tratamiento de la dependencia química.
Realizaron un ensayo clínico con 16 personas químicamente dependientes, diez de ellos en periodo de prueba, por alta probabilidad de rearresto. Dichos participantes completaron un promedio de 31 sesiones de alfatheta biofeedback.
Para valorar el tratamiento se realizó una pre y post evaluación mediante el Inventario de Depresión de Beck (BDI) y el Inventario de Personalidad Multifásico de Minnesota-2 (MMPI-2). Se hizo un seguimiento de las tasas de re-arresto y abstinencia. Los perfiles MMPI-2 para toda la muestra se compararon con la libertad condicional equivalente y los grupos clínicos que no recibieron neurofeedback.
Las puntuaciones de BDI previas al tratamiento para el grupo de neurofeedback fueron indicativas de depresión leve a moderada, tras el tratamiento se redujeron notablemente. Se observaron diferencias significativas en siete de las escalas de MMPI-2 entre los períodos de prueba, lo que sugiere menos psicopatología después del tratamiento con neurofeedback.
El seguimiento a largo plazo, indicó que el 81,3%, es decir, 13 de los participantes eran abstinentes. Las tasas de re-arresto y las revocaciones de libertad condicional para el subgrupo de libertad condicional fueron más bajas que las del grupo de comparación de libertad condicional (79.15% versus 40%).
En un propósito de investigación de cuatro años desarrollado por la Southwest Health Technology Foundation (SWHTF), Burkett, Cummins, Dickson y Skolnick (2004), pusieron en marcha un programa de tratamiento con neurofeedback con 270 adictos a al “crack”, en su mayoría sin hogar, en un programa residencial de nueve meses de tratamiento basado en la fe, estos hombres recibieron 30 sesiones de una variante del protocolo de EEGBiofeedback de Peniston.
Las medidas incluyeron medidas psicométricas y de comportamiento. Un seguimiento de un año de 94 de los hombres que completaron el tratamiento indicó que el 95.7% de las personas mantienen una residencia regular; El 93,6% está empleado o asiste a la escuela o se capacita, y el 88,3% no ha tenido arrestos posteriores.
Investigaciones
Se han analizado nueve ensayos entre el año 2004 y 2015, muy actuales, estudios que comparan un grupo control y un grupo de tratamiento con neurofeedback, aunque también se cuenta con un estudio de caso único, y otro por comparativa de imágenes de resonancia magnética funcional que mostró disminución de la actividad en las estructuras relacionadas con el deseo.
En todos los estudios aportados sobre el abuso de diferentes sustancias, se comprueba la eficacia del neurofeedback al menos en algún aspecto, sobre todo se encuentran mejoras en la tasa de recaídas y en algunos rasgos de psicopatología, como son las tasas de estrés, depresión y ansiedad.
Muchos pacientes usan terapias combinadas con farmacología o con otro tipo de tratamientos, como el programa basado en la fe del estudio con personas adictas al crack, pero parece que su combinación mejora los resultados de los sujetos participantes.
A pesar de que no se dispone de los suficientes estudios capaces de acreditar la evidencia científica de la eficiencia de la técnica, el neurofeedback se configura como una opción prometedora de cara al futuro como tratamiento en trastornos por abuso de sustancias.
Es preciso de más ensayos que acumulen evidencia sobre el uso clínico de esta técnica, así como estudios que exploren la relación entre costes y eficacia, en comparación con otras intervenciones o en combinación con ellas, como la rehabilitación cognitiva, terapias cognitivo-conductuales o las intervenciones farmacológicas.
Mindfulness y adicciones
Una técnica para ejercitar la conciencia plena podría ser útil para ayudar a tratar los diferentes tipos de adicciones y, especialmente, para mejorar la prevención de recaídas.
El mindfulness está ganando cada vez más adeptos y en los últimos años ha aumentado la evidencia de que es capaz de inducir modificaciones importantes en la actividad cerebral y en el epigenoma humano, lo que ayuda a mejorar los síntomas de algunas enfermedades, según han demostrado los estudios dirigidos por Jon Kabat-Zinn, fundador y director de la Clínica de Reducción del Estrés y del Centro de Mindfulness y Medicina de la Universidad de Massachusets, en Estados Unidos.
La atención consciente o plena es el ingrediente básico de las técnicas de meditación, y a su vez, la meditación es el mejor modo de adquirir esta habilidad.
Una de las características de personalidad que suele acompañar a las personas adictas es su bajo control emocional, les cuesta manejar emociones negativas como la culpa, la rabia, la tristeza, el asco etc., por lo que la manera de salir de ellas es evadiéndose o anestesiándose a través de su adicción.
Al consumir la droga disminuye la percepción de malestar o el dolor psíquico que estas emociones les produce, pero como esta disminución del malestar es por muy corto espacio de tiempo, la conducta se repite cada vez con mayor frecuencia.
Las adicciones son consideradas una enfermedad crónica del cerebro, con tendencia a la recaída, caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de drogas, a pesar de las consecuencias nocivas.
Esto es debido a que la droga produce una gratificación inmediata porque activan en mayor o menor medida las áreas cerebrales ligadas a la sensación de placer, dejando en un casi imperceptible plano la realidad de las consecuencias.
En el adicto existe un déficit de atención consciente durante los episodios de deseo, lo cual actúa como un potente factor de riesgo en el consumo. Mindfulness, mediante técnicas psicoterapéuticas que facilitan la puesta en marcha de un proceso de focalización atencional selectiva consciente, es un método adecuado, dentro del proceso multidisciplinar que los trastornos adictivos requieren para su rehabilitación.
La práctica de mindfulness nos permite detectar los contenidos de los productos de la mente en el momento presente, con una actitud de aceptación de los mismos, tal y como estos son.
Estas técnicas de atención consciente han demostrado ser efectivas en el tratamiento de las adicciones en general y particularmente en el tabaquismo, el alcoholismo, los desórdenes alimenticiosetc.
En un metaanálisis de la universidad de Boston, los científicos examinaron el grado de eficiencia que estas técnicas habían tenido contra la ansiedad y depresión, concluyendo que se lograron grandes beneficios como consecuencia de que las personas que meditaban, aprendían cómo trabajar mejor en medio de las dificultades.
Las personas adictas sufren de gran ansiedad y en la gran mayoría de los casos de depresión, que en unas ocasiones están causados por la adicción y en otros, es la adicción la causante de ellos.
Pero, en cualquier caso, toda técnica que posibilite la reducción de la ansiedad y de la depresión va a permitir mayor permeabilidad y absorción en la aplicación del conjunto de técnicas necesarias para la rehabilitación.
En Centro Mindfulness Madrid, te enseñamos todo sobre esta técnica a través de nuestros cursos.