Introducción de la relación entre el Mindfulness y la felicidad

La felicidad ha sido siempre tema de estudio desde la antigüedad. Diversos escritores han operativizado el concepto de la felicidad de diferentes maneras como satisfacción con la vida, o bienestar subjetivo.

Lyubormirski (2008), define la felicidad como la experiencia de bienestar, alegría y satisfacción, combinada con la idea de que nuestra vida tiene sentido, que merece la pena.

Esta definición contiene las dos formas en que los escritores coinciden en contextualizar la idea de felicidad actualmente: felicidad hedonista y eudaimónica (Waterman, 1993).

Por una parte, el enfoque hedonista consiste en la satisfacción vital, el hallazgo de placeres inmediatos y de emociones positivas; mientras que la felicidad eudaimónica se centra en el funcionamiento psicológico inmejorable que depende de que la persona se sienta realizada, e incluye la búsqueda de el sentido de la vida, el desarrollo personal y la sensación de autonomía (Hervás y Vázquez, 2013; Ryan y Deci, 2001).

Cada persona posterga en sus niveles de felicidad hedónica y eudaimónica; Fredrickson (2013), equiparó individuos con ambos tipos de felicidad, e independientemente de cuán predominara no encontró diferencias en sus niveles de felicidad.

Pero sí encontró diferencias en los marcadores biológicos de inflamación, ya que estos parámetros podrían indicar que la felicidad eudaimónica se relaciona con una buena salud física.

Instrumentos de medida de Mindfulness y la felicidad

  • La Escala de Satisfacción con la Vida, de Diener y su grupo (1985): la finalidad de esta escala es evaluar los aspectos cognitivos del bienestar. Se compone de cinco ítems de tipo Likert. Es una escala de un solo factor que ha mostrado una alta consistencia y se utiliza en numerosos estudios.
  • Escala de Felicidad Subjetiva, de Lyubomirsky y Lepper (1999). De cuatro ítems, tipo Likert, se evalúa la felicidad subjetiva global a través de la autoevaluación de la persona y la comparación con los otros.
  • Escala de Plenitud, de Diener y su equipo (2009), tiene ocho ítems de escala Likert. Es una escala breve que evalúa la percepción subjetiva de florecimiento.
  • Warwick-Edinburgh Mental Well-Being Scale, es una escala de Tennant y su equipo (2007), tiene catorce ítems de bienestar subjetivo y funcionamiento psicológico, abordando aspectos positivos de la salud mental.
  • Índice de Felicidad de Pemberton, de Hervás y Vázquez (2013), es un índice integrado de bienestar. Esta escala tiene veintiún ítems, once de ellos relacionados con el bienestar recordado (subjetivo), y los diez restantes con el bienestar experimentado (eventos positivos y negativos).

Mindfulness y la felicidad

El mindfulness modifica el funcionamiento de nuestra mente, nos aleja del sufrimiento y nos acerca a la felicidad (Alvear, 2014). El sufrimiento tiene su principio en nuestra mente, no podemos variar los sucesos que tienen lugar en nuestras vidas, pero sí podemos cambiar la forma en que nos relacionamos con lo que nos ocurre.

El mindfulness nos permite notar la calidad y el ciclo de nuestros pensamientos desde la distancia. Nuestros pensamientos solo se mantienen cuando ponemos en ellos nuestra atención y nos quedamos fijos.

Asimismo, nos ayuda a alejar estos pensamientos de la realidad y verlos como realmente son, meras interpretaciones.

En el mindfulness la vida grata y placentera queda en un segundo plano, la felicidad surge de la comprensión de las fuentes del sufrimiento, entiende el bienestar como un sentido profundo de serenidad y plenitud que prevalece a los estados emocionales (Cebolla y cols., 2017).

El hecho de que exista el sufrimiento no excluye el potencial de humanidad, de funcionalidad y adaptación del ser humano que nos empuja a tratarnos bien a nosotros mismos y a tener la sensación de que sí merece la pena vivir la vida (Alvear, 2015).

Diversos ensayos (Baer y cols., 2012), han verificado que las puntuaciones en el mindfulness y la autocompasión mediaron en la relación entre la experiencia de meditación y el bienestar psicológico, en cambio, no tuvieron en cuenta la asiduidad de la técnica y usaron una muestra solo de meditadores.

En un ensayo más reciente, Campos y su equipo (2016), exploraron la relación existente entre la meditación y la felicidad y cuáles de las facetas del mindfulness y de la autocompasión son mejores predictores de la felicidad.

El modelo estaba compuesto por un total de 365 alumnos, meditadores y no meditadores. Los resultados confirmaron que observación, consciencia, humanidad y autocomplacencia, compartida fueron predictores significativos de felicidad.

Estos descubrimientos, en la línea de otros autores, proporcionan evidencia científica sobre la relación entre el mindulness y la felicidad, y cómo la autocompasión y la atención plena pueden influir y beneficiar en el bienestar psicológico.

Felicidad y sabiduría

Hay diversas definiciones de sabiduría. La idea de la sabiduría es muy antigua, pero está siendo estudiada ampliamente en nuestros días, tanto su evidencia científica como su relación con la felicidad y el envejecimiento saludable.

En ensayos como el de Etezadi y Pushkar (2013), la sabiduría se ha relacionado con la felicidad.

Estos escritores examinan también cómo ciertos factores de sabiduría pueden ser predictores del bienestar y de un envejecimiento saludable, en cambio, otros encuentran además que el valor de apertura es un factor relevante para la satisfacción de la vida. Diversos autores consideran que la sabiduría actuaría como simple inteligencia emocional, como Zacher, 2013.

En Centro Mindfulness Madrid, te enseñamos el funcionamiento de esta técnica milenaria.