El concepto original del Mindfulness
En este artículo, vamos a hablar del concepto original del Mindfulness en el Budismo.
Mindfulness es una versión del término sánscrito smrti, proveniente a su vez del término palo sati, palabra que en su origen significaba “recordar”. Su alcance religioso se puede trazar hasta los Vedas, donde se ponía la intensidad en la autoridad de las enseñanzas de la tradición.
En el budismo, la expresión sati aparece en el Abhidharma (Kiyota, 1978), que es la compilación escolástica de la filosofía y psicología budista.
Después, se encuentra en el Vishudimagga (Buddahaghosa, 1976), un resumen de la parte del Abhidharma, relacionado sobre la meditación.
En Nikaya, las escrituras atribuidas al Buda dentro de la escuela Theravada, el término sati se liga a la idea de sarati, que tiene el sentido de “recordar” (Analayo, 2006).
Las facultades de reflexión y recolección son elementales en gran cantidad de prácticas relacionadas con smrti, incluyendo la “recolección del Buda”, que incluía recordar las características del Buda.
También el Satipatana Sutra, el texto en el que se describen las bases del mindfulness, el término sati mantiene un sentido de recolección o tener en la mente.
En concreto, se refiere a mantener los dharmas virtuosos, a percibir de manera adecuada de momento en momento, la naturaleza de los fenómenos (Chiesa y Malinowski, 2011).
Al menos esta es la explicación encontrada en los textos de los primeros tiempos como el Milindapanha y en los comentarios de Buddahaghosa.
Sati ha sido reseñado como un estado de “presencia de la mente” permitiendo al practicante “ver los fenómenos externos e internos como son realmente”, o sea, no permanentes, sin identidad y que pueden conducir al sufrimiento.
El mindfulness se refiere a la clara conciencia del mundo interno y externo, incluyendo pensamientos, emociones, sensaciones, acciones y todo lo que nos rodea, tal como existen ese momento.
- Asimismo, ha sido descrito como “atención desnuda” (Nyanaponika, 1973; Rahula, 1974; Gunaratana, 1993), o “atención lúcida” (Gunaratana, 1993), destacando que el mindfulness revela lo que sucede antes o más allá de las clasificaciones emocionales sobre lo que es o lo que tiene lugar.
- Rupert Gethin (1992), confirma que sati no se puede referir a recordar en un sentido simple, ya que las memorias son, como el propio Buda dice, sujeto de distorsión. Sati sería la “toma de conciencia de todo el rango y extensión de los fenómenos”.
La palabra sati y el término sánscrito equivalente smrti, se refieren a una práctica muy anclada en una comprensión budista de la realidad.
La idea que usamos en Occidente como psicoterapia de tercera generación es totalmente distinta al significado budista original (Sharf, 2015).
Existen diferencias entre el mindfulness de la psicología occidental y budista cuando se usan cuestionarios psicológicos.
Sati no podía ser atención desnuda. Según el budismo, los elementos de experiencia no aparecen sobre un veto preexistente, sino en el contexto de una matriz cognitiva que incluye las disposiciones discursivas y afectivas originadas por las experiencias pasadas, o sea, el karma.
La exclusión de estas disposiciones de la atención, no llevaría a una conciencia no conceptual, sino a la cesación de la conciencia como tal.
Según Griffiths, (1990), lo más inmediato a un estado de pura experiencia no construída sería lo que la literatura budista india detalla como nirodhasamapatti, una condición en la que no existen elementos y cesa por completo la experiencia consciente.
Principios budistas del sati
El mindfulness fue enseguida criticado tanto por los Theravada clásicos del sudeste asiático, como por los budistas escolares occidentales. Las críticas al mindfulness se resumían en que:
- Era un método que despreciaba las técnicas de concentración que buscan la absorción.
- Afirma que puede lograr altos estados de conciencia en poco tiempo.
- Considerar sati como atención desnuda rechaza la importancia del juicio ético.
Este movimiento hacia el aquí y ahora dentro del budismo no es nuevo. En el Zen (en chino: Chan), del siglo VIII, se encuentran profesores que se distancian de las técnicas más ortodoxas (meditación en cementerios y cadáveres en descomposición), enfatizando dejar a la mente estar en su estado natural, en el flujo del aquí y ahora, y no promover ningún tipo de juicio (Sharf, 2014).
Uno de los defensores primordiales de este fenómeno fue el cuarto patriarca Daoxin (580-651), quien, en uno de sus escritos, asigna el origen de esta corriente a Layman Fu (Hsiao, 1995).
De esta manera, las técnicas Zen antiguas, detalladas bajo la denominación “la mente que ve” (kanxin), o “la mente que discierne” (guanxin), son la primera semilla de la atención desnuda.
Se observaban como una vía clave a la Iluminación, pasando más allá de las escrituras tradicionales y los rituales monásticos.
Los maestros que defendían este nuevo estilo de práctica, tanto los antiguos Zen como los más recientes Theravada del siglo XX, eran también los que tenían una mayor audiencia laica.
Estos laicos mostraban un interés nulo en la renunciación monástica y poseían escasos conocimientos de la tradición budista.
No solamente los antiguos Zen desarrollaron una forma de meditación emparentada con la atención desnuda: la escuela tibetana Dzogchen, que se supone influenciada por este Zen precursor, también la practicó.
Debemos entender la generosa filosofía que subyacía en estos maestros, ya que buscaban desarrollar un método de meditación accesible al gran público, quienes nunca tendrían entrada al complejo entramado de formación y de vida ritualística propia del monasterio.
Todos ellos sufrieron críticas asoladoras y muy violentas, de sus coetáneos dedicados a la vida religiosa, ya que consideraban que desvalorizaban la tradición y faltaban a la ética.
El maestro Tang Mazu Daoyi (709-788), fue un gran representante del linaje Zen llamado Hongzhou. Esta tradición repudiaba el interés de los monjes en temas escolásticos y abogaba por una realización espontánea.
En cambio, Guifeng Zongmi (780-841), otro maestro Zen célebre de la misma época, pensaba que el método Hongzhou consistía en “simplemente dar vía libre a la mente”, y no permitía discriminar lo correcto de lo equivocado. Juzgaba además el excesivo peso que se había puesto en la meditación con el deseo de alcanzar la “quietud interior”.
Varios maestros budistas usaron la idea de “enfermedad de la meditación”, sobre todo para aquellos que ejecutaban meditaciones en la quietud.
Hoy esto se denomina zoming out, sentirse perdido. Se piensa que cuando se utilizó esta noción en la época medieval o el de “caer en el vacío”, se referían a que estos meditadores perdían conexión con la realidad cultural, social e histórica en la que vivían.
En Centro Mindfulness Madrid, te enseñamos a practicar esta técnica milenaria.