Introducción

Hoy revisamos el concepto de estrés.

Existe un gran número de avances multidisciplinarios elaborados durante la década de los 80, por Lazarus y Folkman, que confirman la relación entre el cerebro y los sistemas nervioso, inmune y endocrino en el crecimiento de enfermedades.

Hacemos un estudio de la idea actual del estrés y una descripción de su efecto sobre los sistemas endocrino e inmune.

Se indica el impacto negativo del estrés crónico en el proceso del cáncer y menciona al programa de Reducción de Estrés Basado en Mindfulness como una forma de intervención biopsicosocial primaria para contrarrestar los efectos dañinos del estrés crónico en el campo de la psico-oncología.

Analistas interesados en la respuesta emocional del estrés marcan su interés en eventos estresantes de carácter universal. Destacan situaciones de estrés que por regla general afectan psicológicamente a una gran mayoría de personas.

Con la información de este artículo, queremos hacer una mención al estrés en sus distintas formas y conceptualizaciones, sus interacciones con los sistemas nervioso, endocrino e inmune y sus efectos sobre la salud del individuo, con intensidad en el campo de la psico-oncología y basándonos en la literatura científica que existe disponible actualmente.

Efecto del estrés sobre el sistema inmune

La respuesta fisiológica del estrés, fue descrita en un principio por Walter Cannon en 1915, al referirse a la respuesta del animal dentro del laboratorio de experimentos ante una situación de amenaza externa.

Cannon aclara que esta respuesta fisiológica del estrés nos permite reactivarnos ante un caso de emergencia con todo nuestro potencial físico, vencer el peligro, y lograr un proceso de adaptación frente a las circunstancias que nos rodea.

Esta noción de homeostasis fue la idea matriz en el modelo de estrés descrito por Cannon en 1932, refiriéndose a la estabilidad de los sistemas fisiológicos que mantienen la vida.

Selye fundamentó el síndrome de adaptación general como una respuesta fisiológica en tres fases. La primera, llamada Reacción de Alarma, en la cual las glándulas adrenales producen adrenalina y cortisol con la finalidad de actualizar la homeostasis.

Esta actualización de la homeostasis inicia la segunda fase denominada Resistencia, en la cual la adaptación del organismo llega a un estado inmejorable.

Si el estresor se mantiene, comienza una tercera fase conocida como Agotamiento, en la que el organismo se aleja del proceso de adaptación y termina en la enfermedad o muerte.

Los nuevos testimonios producidos por proyectos científicos en neuroendocrinología y psiconeuroinmunología en el siglo XXI, nos permite entender con mayor claridad la respuesta fisiológica del estrés y las interacciones multidireccionales entre los sistemas endocrino, nervioso e inmune, y sus consecuencias en la salud del individuo (Steinman, 2004).

Está demostrado científicamente de que el estrés libera otros factores y hormonas neuroendocrinas que normalizan el sistema inmune.

Estilo de vida y estrés crónico

Dentro del estudio del estrés, es normal encontrar literatura científica y descripción de la respuesta fisiológica del estrés y la respuesta emocional del estrés.

El nuevo prototipo en el estudio del estrés incluye la respuesta de comportamiento del estrés, en la medida que se toma en consideración el estilo de vida de la persona y el medio ambiente en el cual se desenvuelve.

El estilo de vida del individuo y el medio ambiente son factores mediadores en el curso de cronicidad del estrés.

Nuestro comportamiento nos puede ayudar a elegir un estilo de vida saludable que beneficie a la reducción del estrés y lograr un buen nivel de calidad de vida.

También existe la opción de asumir un estilo de vida que contribuye a disfrutar un mayor grado de estrés y desarrollar un patrón conductual caracterizado por reacciones emocionales y síntomas de estrés crónico, como el consumo de alcohol, tabaco, calorías y grasas saturadas, falta de entrenamiento físico, largas horas de trabajo, aislamiento, etc.

El cerebro no tiene solamente un enorme control sobre el sistema nervioso, endocrino e inmune en la regulación de neurotransmisores, glucocorticoides, hormonas y citoquinas, sino sobre el comportamiento de la persona y su medio ambiente.

Craig Venter, biólogo genético, asegura que nuestra biología es originaria de las complicadas interacciones de todas las células y proteínas interactuando conjuntamente con factores ambientales, y no guiadas necesariamente del código genético.

Describe claramente la importancia de los factores ambientales en el proceso de consecución de la enfermedad.

Enfermedad y estrés crónico

Investigaciones recientes en psiconeuroinmunología y neuroendocrinología verifican la necesidad de reevaluar los modelos conceptuales tradicionales sobre el estrés.

Es vital establecer que el modelo cognitivo del estrés percibido tiene un correlato permanentemente fisiológico en el lóbulo frontal del cerebro, por lo que hay que reconocer que la experiencia del estrés comienza en el cerebro, afecta al cerebro y al resto de los sistemas que conforman nuestro organismo (McEwen, 1998; Sapolsky, 1996).

Podemos asegurar que el cerebro es el órgano central de la respuesta psicológica, fisiológica y de comportamiento del estrés. La idea de la persona como componente cognitivo proyectado en el lóbulo frontal del cerebro determina lo que denominamos “estresante”.

Además de esto, investigaciones realizadas en neuroendocrinología demuestran que, cuando la respuesta del estrés se altera en una evolución crónica, esta respuesta ayuda el inicio de un estado de distrés emocional en donde se observa un desmesurado uso insuficiente de corticoesteroides, hormonas y catecolaminas por parte de los ejes neuroendocrinos (McEwen, 2007).

El progreso de la ciencia en el área de la psiconeuroinmunoendocrinologia, ha permitido un buen entendimiento acerca de la envergadura del ambiente social y estilos de vida como factores mediadores del impacto negativo del estrés crónico en la salud mental y física de las personas.

Este efecto negativo favorece el desarrollo de un gran número de enfermedades de carácter sistémico, como la inflamación crónica, fibromialgia, la artritis reumatoide, la fatiga de las glándulas suprarrenales, las enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2, síndrome metabólico, obesidad, cáncer, asma, depresión, y otras enfermedades inmunosupresoras.

El daño de la salud es el resultado del desarrollo permanente de comunicación multidireccional a través del cerebro, sistema nervioso autónomo, el sistema endocrino y el sistema inmune (Taub, 2008).

Estos cuatro sistemas están organizados para defender el organismo con la finalidad de conseguir un equilibrio homeostático ante una situación aguda de estrés; en cambio, son estos mismos sistemas los que ayudan a crear un desbalance bioquímico durante la experiencia de estrés crónico.

Mindfulness en la Psicooncología y estrés crónico

El diagnóstico de padecer cáncer es una emoción devastadora, en el que los síntomas de distrés emocional y estrés se agudizan con la evolución de diagnóstico y comienzo de tratamientos como la cirugía, la radioterapia y quimioterapia.

El efecto emocional del cáncer y el rigor de sus tratamientos afecta sin lugar a dudas en la calidad de vida del paciente y su familia, alargando estos impedimentos por periodos muy extensos.

Estudios científicos demuestran que las variables psicosociales durante las fases de diagnóstico y tratamiento del cáncer son elementos vitales para conservar niveles adecuados en la calidad de vida del paciente y su familia, de ahí la importancia en la reiteración de ofrecer un programa de intervención biopsicosocial a estos pacientes en los estadios más tempranos del proceso de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.

Una de las interrogantes planteadas en relación al estrés crónico debe ser contestada en base a un modelo terapéutico y terapias integrales que fomenten el bienestar y aminoren los niveles de distrés emocional en pacientes con cáncer.

El curso de afrontamiento del estrés crónico en psico-oncología incluye la participación en actividades que promueven un estilo de vida saludable y mejora la calidad de vida del enfermo.

Una dieta sana, programación de ejercicios físicos y técnicas que facilitan la respuesta de relajación son fundamentales y de gran necesidad.

La práctica de tomar conciencia y prestar atención, Mindfulness, a los síntomas de distrés emocional que el paciente con cáncer experimenta, ayuda al trabajo terapéutico y los cambios en el estilo de vida del individuo.

Por todo ello, el programa de Reducción de Estrés Basado en Mindfulness (MBSR), ha ganado un gran nivel de aprobación en el campo de la medicina y la psico-oncologia.

El propósito de esta técnica es preparar a la persona en la respuesta de relajación, rebajar los niveles de estrés crónico y cambiar los patrones de conducta autodestructivos.

Del mismo modo, desarrollar un estilo de vida sano con la intención de promover la calidad de vida del paciente.

Mindfulness permite una mejor relación de los síntomas físicos, emocionales y de comportamiento que caracterizan los estados de estrés crónico.

MBSR es a día de hoy uno de los tratamientos cognitivos de mayor desarrollo y aceptación en los Estados Unidos y en Europa, no solo para el manejo del distrés emocional originado por el diagnóstico de cáncer, sino para lograr un beneficio inmunológico y neuroendocrino que promuevan el re-establecimiento de la salud y ayuden a un mejor control de los síntomas causados por los procesos del cáncer.

Aparte de esto, la terapia cognitiva basada en Mindfulness (MBCT), nos permite socorrer a pacientes con cáncer que vienen notando niveles muy elevados de depresión y contrarrestar la recurrencia de esta enfermedad.

Los beneficios terapéuticos del programa MBSR en pacientes con cáncer han sido demostrados científicamente, y en base a investigaciones realizadas durante la última década.

Bishop (2002), corroboró que el programa MBSR es eficiente en conseguir que los pacientes ejercitados puedan manejar de forma correcta sus niveles de distrés emocional y reacciones somáticas frente a situaciones de estrés diario.

Speca y colaboradores (2000), manifestaron que MBSR fue efectivo en dismiuír síntomas de distres emocional, en comparación al grupo de control.

Conclusiones

El efecto emocional del cáncer y la dureza de sus tratamientos afecta de manera reveladora la calidad de vida del paciente y su familia.

Pacientes que reciben el diagnóstico de cáncer contienen niveles elevados de distrés emocional y estrés crónico, lo cual es irritado por los severos tratamientos.

Es importante establecer que el estado de estrés crónico posibilita estilos de vida poco sanos que solamente ayudan a deteriorar la situación de estrés.

Esta forma personal de tomar conciencia nos permite un mayor y profundo entendimiento de nuestras propias vivencias y obstáculos.

Manejar el estrés crónico a través de la práctica de Mindfulness, permite aprender a relajarnos, así como un entendimiento de una manera más intensa sobre los síntomas emocionales, fisiológicos y comportamentales que caracterizan los estados de este tipo de estrés.

En Centro Mindfulness Madrid te ayudamos a aprender esta técnica de relajación y bienestar.