Controlar la ansiedad: algunas recomendaciones para que tú mismo te ayudes
Controlar los nervios es una necesidad para algunos. La ansiedad se ve reflejada de distintos modos. Posiblemente, al hablar de ellos evoquemos ataques de pánico y cosas por el estilo.
No obstante, simples nerviosismos cotidianos son evidencia suficiente para considerar un padecimiento de ansiedad.
El nerviosismo en sí no es precisamente negativo, pues a muchos les resulta placentero y muy útil para realizar actividades de fines lúdicos y de entretenimiento, como saltar en paracaídas o hacer canyoning.
¿Controlar los nervios o sufrir ansiedad patológica?
Pero, más allá de esa condición natural de estar nerviosos por una razón, la ansiedad patológica representa verdaderos obstáculos en el desarrollo.
Se experimenta de modo irracional y esto es motivo de que quien la padece no logre identificarla. A menudo una persona ansiosa no sabe cuál es la raíz de sus temores y preocupaciones.
Enfrentar el nerviosismo es posible pues aparece impulsado por situaciones cotidianas identificables, específicas. En el caso de los trastornos de ansiedad, sus características son difusas. Del mismo modo, sus síntomas se agudizan de tal modo en algunos que el impacto físico es insoslayable.
El pecho oprimido y el adormecimiento de miembros, hormigueo y mareos, son algunas de las más comunes consecuencias.
El nerviosismo, por su parte, no tiene efectos que no sean controlables. Algunos de sus síntomas no son comunes a todos y se nos presentan al asumir alguna actividad que nos exponga: hablar a un público, presentar una prueba, entre otros.
Enrojecerse, sentir el aumento de los latidos, sudar y sentir que el estómago se revuelca, son algunos de ellos.
Reconocer la diferencia entre estar nervioso y ser ansioso es crucial para saber cómo tratar cada caso. El primero puede ser dominado con una serie de prácticas.
El segundo merece tratamiento y es prolongado e intenso. Buscar ayuda profesional para esto es lo más recomendable pues, las consecuencias pueden ser nefastas.
Controlar los nervios: secretos para que tú mismo lo resuelvas
- Respira: Aprender a respirar es clave. Una respiración agitada, la cual se da cuando estamos ante situaciones de peligro o alerta, no es positiva. El cerebro identifica esta señal y la adrenalina nos genera un estado de acción.
- No obstante, respirar profunda y pausadamente, equilibra nuestro sistema. La velocidad de nuestro torrente sanguíneo se mantiene estable y nos hallamos más tranquilos.
- Enfócate en lo natural: Como terapia para reducir el nerviosismo, caminar por espacios naturales, es ideal. Cuando te halles en situaciones de estrés, aprovecha para dar un paseo por aquellos lugares que te encanta.
- Árboles, senderos, riachuelos, flores, estos elementos contribuyen al equilibrio de la presión sanguínea y disminuyen los niveles de cortisol en la sangre. La calma vendrá pronto.
- Aprende a relajarte: La autohipnosis, la meditación, el mindfulness, las técnicas de relajación muscular progresiva de Jacobson, son solo algunos métodos.
- Practicar algo que se convierta en rutina y te de la relajación que necesitas es determinante. Por ello, es altamente recomendado que adaptes tus días a un estilo de vida que contemple este tipo de técnicas para manejar el nerviosismo.
Controlar los nervios es una posibilidad. Por lo cual, debes empezar a dejar de considerarte una persona nerviosa y poner en práctica estos consejos. Con pequeñas prácticas y consciencia de tu estado, verás cambios en cuanto comiences.