El estado de calma y vivir el momento presente
La sociedad oriental, antaño ha desarrollado una práctica común, unas técnicas a través de ejercicios que, hoy día, se plantean como Mindfulness. La meditación.
Miles de años han servido para que hoy, llegada a Occidente, la apliquemos sin la más mínima duda de sus beneficios.
En los años 70 empezó a hablarse de ella y hasta ese momento, se le veía con cierto recelo, por ser considerada otra práctica religiosa.
No obstante, con los años ha llamado tanto la atención de la Ciencia que las investigaciones salen a la luz casi a diario.
¿Qué es Mindfulness?
Hoy podemos decir con toda certeza que evoca todas las creencias de una era y las posiciona en el plano de la Ciencia, donde podemos explicar sus efectos sin temor a dudas.
Atención o consciencia plena es el fondo de los objetivos que buscamos con la meditación, pero ¿qué quiere decir esto?
¿Qué es Mindfulness y cómo reconocer sus prácticas y efectos?
Para entender lo que significa Mindfulness, debemos remitirnos a sus orígenes, los cuales yacen en el Budismo.
En un plano general podemos concluir que esta práctica observa la vida como una totalidad de sensaciones, ellas se dividen en dos, fáciles a la percepción, agradables y desagradables.
Más allá de ello, trasciende a explicar conceptos básicos a través de los cuales entenderemos en general, los objetivos últimos de practicarla. Empieza por la concepción de apego.
Entender e identificar este sentimiento tan común en cada uno de nosotros.
El apego es nuestra forma de canalizar inseguridades y miedos a través de objetos, vivencias o personas.
Es decir, nos aferramos a algo o alguien cuando no alcanzamos a ver (por falta de consciencia) las posibilidades de felicidad más allá de ello, a través de la proyección de una valoración propia justa.
Le damos un valor excesivo al amor de otro ser por nosotros o a las cualidades que nos vinculan a ese ser; sea un ser humano o animal. El dolor es ineludible en el estado de apego.
Cuando queremos permanecer en el estado de placer que esta persona, cosa o situación nos produce, podemos considerarnos en apego.
Sucede igual cuando tratamos de evitar el dolor o el sufrimiento. Es como estar viendo ambas caras de la misma moneda. No podemos evitar que nos duelan ciertas cosas, pero sí podemos mantener canalizado el sufrimiento, hasta dirimirlo.
La meditación de atención plena nos revela en lo sucesivo estas verdades sencillas pero profundas y la práctica cotidiana, nos entrega los resultados que garantizarán una vida plena. El estrés y la ansiedad son los primeros atacados cuando empezamos a meditar.
No estamos acostumbrados a la calma y a la atención, a pacificar la mente, por tanto, es probable que nos parezca extraño. Pero, además de lo novedoso, es relajante.
Y esta relajación va más allá del placer, porque no está sustentada en un recurso vicioso y no se aferra a nada. Es solo la mente aplacada, como un estanque de agua.
Partiendo de este estado, muchas cosas en la vida cotidiana podrán tomar orden.