La autocompasión de Mindfulness: Tres elementos clave.
Hoy día, aumentan exponencialmente las investigaciones al respecto de la autocompasión de Mindfulness. Con esto puede comprobarse que es un hecho que este sentimiento de afinidad activa, como podríamos llamarle, puede desarrollarse en el individuo, incluso sin que su práctica de meditación esté enfocada en ello.
Muchos psicólogos usan Mindfulness en sus pacientes, sin dirigirlos hacia esta búsqueda; no obstante, la consciencia del cuerpo, del yo en el presente, consigue la autocompasión como una especie de efecto secundario.
El bienestar psicológico requiere el desarrollo de una mirada compasiva hacia uno mismo. Hözel afirma que la regulación emocional y el cambio en la perspectiva del self, tiene como consecuencia un aumento en la actitud de compasión.
No se está todavía en condiciones de señalar las estructuras nerviosas específicas, responsables de estos fenómenos, sin embargo, algunas investigaciones, como las de Hözel ya muestran un avance en la búsqueda, desde la perspectiva de la neurobiología, de los mecanismos neurales que explican este efecto particular, producido por la práctica de Mindfulness.
Los tres elementos de la autocompasión de Mindfulness
La pionera en el estudio científico de la autocompasión, Kristin Neff, logró dar respuesta a este proceso, dividiendo en tres sus elementos fundamentales.
- Mindfulness
Ya tenemos claro que lo que implica la atención plena es estar consciente de la experiencia, momento a momento. De esta manera es posible que quien lo practica pueda notar su propio sufrimiento de un modo íntimo y cercano. Así, tomar perspectiva a través de la regulación del torrente de pensamientos, emociones y sensaciones. Todo esto, sin verse atemorizados por estos. Esto produce que podamos tomar acciones claras y conscientes, para conseguir alivio.
- Humanidad compartida
Aquí se destaca la concepción asumida de lo que es el sufrimiento en sí mismo. Se comprende como parte inevitable de la vida e inherente al ser humano. Es ineludible y tarde que temprano tenemos que experimentarlo en la vida. Notar esto y sus implicaciones es clave para cobrar la fuerza que se necesita para afrontarlo.
Si no se gana la consciencia de esto, es natural el aislamiento y se puede pensar que solo nosotros somos víctimas del infortunio. Comprender que el dolor es intrínseco a la experiencia de vivir, más allá de entenderlo como una idea y habiendo internalizado esta verdad, conduce al sentimiento de autocompasión.
- Auto-amabilidad
La amabilidad es la respuesta directa a la noción de sufrimiento. Actuar con respecto y afecto y dirigir además un trato amoroso hacia nosotros mismos, es el resultado que se obtiene con Mindfulness.
Luego de esto y en la medida que se entregue tiempo al desarrollo de esa autocompasión, se tornarán habituales ciertas atenciones otorgadas a nosotros mismos: dar un paseo por un lugar que nos gusta, etc.
Ese nuevo carácter de amor hacia nosotros mismos, brinda la fuerza que se necesita para sobreponerse a lo que causa el dolor y lo que nos mantiene en actitud de apego o sufrimiento.
Aquellas acciones que se orientan a valorar la vida, son actos de compasión. Y lo son porque tienen carácter preventivo. Giran en función de nuestro futuro y nuestra preservación en el tiempo. En este sentido, una inclinación natural hacia la compasión hacia el ser propio por medio de Midnfulness, se explica partiendo de cambio de perspectiva natural, generado por la meditación, e incluso explicado por la neurobiología.