Cambio en la perspectiva de self: la autoconciencia de mindfulness desde la neurobiología

Practicar la meditación Mindfulness nos da la habilidad de sostener el equilibrio afectivo y dirigirlo hacia nosotros y hacia los demás; es decir, de modular las emociones. Desde la visión de la neurología, estos efectos se logran por un mecanismo de control ejercido por la corteza prefrontal del cerebro (Específicamente la Ventromedial: vmOFC) en la amígdala.

El hipocampo ayuda a la corteza prefrontal en este proceso, y en la modulación se activan, a su vez, dos mecanismos neuro-psicológicos. El primero es la reevaluación del estímulo, donde se favorece la evaluación positiva; el segundo, la extinción de los recuerdos y la exposición al estímulo, donde se favorece la no reacción al estímulo.

 

La autoconciencia: la explicación neurobiológica del “cambio de la perspectiva del self”

 

Desde la perspectiva neurobiológica es difícil abordar aún, con total precisión, el asunto de la desidentificación progresiva de los contenidos de la conciencia. En los términos de esta disciplina, hablamos de un cambio en la perspectiva del self.

 

Farb y Cols hacen una distinción entre dos aspectos de la auto-referencia, que son diferentes, aunque están integrados habitualmente:

 

  1. Una auto-referencia de orden superior que se caracteriza por el self representado a lo largo del tiempo. Se ve concretada de forma narrativa y es más reciente filogenéticamente. Puede llamársele Modo Narrativo de Autoconciencia.
  2. Una auto-referencia de orden inferior. Esta es filogenéticamente mucho más antigua. Está basada en la integración de los procesos sensoriales; los interoceptivos, como los exteroceptivos, atendiendo a la conciencia del momento presente, y centrados en el presente psicológico. A lo que puede llamarse modo vivencial de autoconciencia.

 

¿Cómo explica la neurobiología estos tipos de auto-referencia?

 

El tipo de auto-referencia mencionado en primer lugar se relaciona con las áreas corticales de la línea media: hablamos de la corteza pre-frontal media (mPFC), así como del cíngulo posterior. En el segundo caso, es decir, en el modo vivencial, se da una desactivación de estas estructuras de la línea media, de las características del foco narrativo, al tiempo que una activación de una red lateral a la derecha, donde se incluye la corteza ínfero-lateral y la corteza pre-frontal dorsal, el lóbulo parietal inferior, la corteza secundaria somato-sensorial y la ínsula.

 

Cuando meditamos se desplaza el foco narrativo vivencial; se da una lateralización de la actividad cerebral que, de estar más al centro, en las estructuras de la línea media, asociadas al modo narrativo, pasan al interés de estructuras más laterales, que se relacionan con el aspecto experiencial de la auto-conciencia, o vivencial. Por tanto, en detrimento de la auto-conciencia narrativa.

 

Con esto puede entenderse otro aspecto sumamente importante de midfulness, la auto-compasión. Es imposible concebir una cosa sin la otra. En el 2003 se iniciaron estudios serios sobre este paradigma. Krintin Neff hizo públicos los primeros trabajos científicos al respecto. Ya en el 2011, Christopher Germer, psicólogo clínico, publicó un importantísimo libro para el conocimiento de la práctica clínica de la auto-compasión. La meditación, al producir los procesos neurales mencionados impacta en la perspectiva del self y lleva la conducta en relación a nosotros mismos a modificarse positivamente.

 

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