EL FABRICANTE DE NUBES.
Las nubes que elabora este fabricante no son aquellas que están formadas por
gotitas de agua y cristales de hielo; no necesitan ni fabrica ni taller para crearlas. Al
fabricante de estas nubes le basta y le sobra con su propia mente, pues están
formadas por pensamientos, sensaciones y emociones, por eso las llama, nubes
de “pensaciones”
.
A mí me parece que tiene un poder mágico, porque sin esfuerzo ni intención es
capaz de fabricar cientos, yo diría que hasta miles de nubes de “pensaciones” al
día.
Pero eso sí, a veces, le resulta agotador tantas nubes cargadas de ideas, imágenes
llenas de “pensaciones”
, divagando de un lugar a otro de su mente, hasta tal punto
que llegan a chocarse unas contra otras. Esto le impide a nuestro fabricante de
nubes ver aquellas que son importantes para él, esas que tienen una apariencia
gordita y esponjosa, cargadas de amor, gratitud y alegría; podría contemplarlas todo
el día, pues le hace sentir muy bien. En su lugar aparecen otras que cada vez son
más numerosas son aquellas nubes espesas de color gris oscuro casi negras,
llenas de resentimiento, culpa, tristeza, vergüenza, ira; cuando estas aparecen,
desea negar su existencia, las esconde, no las quiere ni ver, por qué le hacen sentir
realmente mal, sin energía, a veces incluso enfadado, muy enfadado.
Pero cuando esto ocurre, siempre recuerda lo que un día su maestro le enseño,
cuando las nubes negras de tus “pensaciones” se formen, cierra los ojos,
obsérvalas simplemente, y a continuación, respira profundamente, y al soltar el
aire, déjalas ir sin más, poco a poco, sin apenas darte cuenta, desaparecerán, y en
su lugar surgirán de nuevo esas nubes esponjosas y gorditas, cargadas de gratitud.
Y de esta forma, el fabricante de nubes fue consciente de cómo hacer que su mente
creadora, encontrara la calma y plenitud.
Este relato ha sido escrito por una alumna de nuestros cursos de Mindfulness, y nos ha permitido compartirlo. ¡Gracias!