Mindfulness en la vida diaria
Mindfulness en la vida diaria puede contemplarse de distintas formas. Una de las más frecuentes es la meditación.
Meditar con mindfulness o atención plena es una de los más sencillos caminos para alcanzar la calma.
Pero ¿de qué calma hablamos? Porque, podríamos decir que, generalmente, si no estamos agitados, corriendo o haciendo actividades a gran velocidad, estamos en calma.
No es así. La verdadera tranquilidad empieza en la mente. Porque, a pesar de que no estamos agitados físicamente, nuestra mente suele estar en un verdadero caos.
No importa a qué actividad profesional nos dediquemos, el río de la mente es caudaloso y hay que aprender a aquietarlo. ¿Es posible? Lo es. Con un poco de meditación.
¿Cómo practicar Mindfulness en la vida diaria?
La forma más estable, llevada a cabo por personas habituadas y entradas en disciplina, son cuarenta minutos diarios.
¿Te gustaría intentarlo? Para ello, debes estar consciente de que esto no es algo que se nos de con facilidad y a lo que no está acostumbrado nuestro cuerpo.
Por esa razón, debes hacerte consciente de que, con amabilidad y sutileza, estarás en una “lucha” contra ti mismo y tus propios hábitos.
No obstante, también existen formas más flexibles para que inicies con pie derecho.
Una de ellas es en el momento del desayuno.
Remítete a ese momento. ¿Has notado que, por lo general, no desayunas y piensas en ello?
En actividades “automáticas”, por el estilo de esta, nos encontramos a la expectativa de cosas que nada tienen que ver con lo que hacemos.
Es ese el momento más apropiado para llevar, con gentileza, toda nuestra atención a lo que sucede en el presente. La consciencia de lo que comemos determinará el equilibrio en la ingesta.
Nuestro cuerpo identificará las señales de satisfacción o insatisfacción para garantizarnos la alimentación que necesitamos.
Para esta práctica, puedes tomar estos consejos:
- Lleva tu desayuno a un espacio donde no habrán incomodidades ni distracciones. Es decir, buscarás un asiento donde tu espalda esté recta y tu cuerpo totalmente cómodo para recibir los alimentos.
- En ese lugar debes prescindir al máximo de ruidos molestos. Lo importante aquí es que puedas estar atento.
- Una vez estés allí, con tu desayuno frente a ti, vas a evaluar qué pensamientos pasan por tu cabeza y cuáles de ellos se relacionan con desayunar. Lo ideal es que no te quedes envuelto en ellos, sino que regreses pronto a tu desayuno. Solo debes identificarlos y saber dónde se encuentra tu mente, para traerla a lo que nos interesa.
- Respira hondo y sin apresurarte. Estando allí, en ese espacio de calma, consciente de lo que está pasando por tu mente, experimenta los sabores y las temperaturas como algo nuevo, como algo que no conoces.
- Siente cada sabor y cada combinación, cada textura y trata de recordarla, de familiarizarte con ella a través del gusto.
De a poco, esta experiencia de consciencia, puedes llevarla a otros eventos como una ducha con agua tibia.
Estarás haciéndote consciente de tu presente y viviendo con mayor plenitud cada día.